lunes, 5 de noviembre de 2012

CERVANTES Y LIÑÄN DE RIAZA



Calatayud.org

LA COMARCA DE CALATAYUD

Publicado en diciembre de 2011


     FRANCISCO TOBAJAS GALLEGO | El pasado 27 de diciembre se presentó el último libro de Antonio Sánchez Portero, titulado Cervantes y Liñán de Riaza. El autor del otro Quijote atribuido a Avellaneda. En él su autor, manejando una abundante y selecta documentación, llega a la conclusión que el bilbilitano Pedro Liñán de Riaza es el autor del Quijote de Avellaneda.

      En la primera parte de El Quijote de Cervantes, el autor emplazó a su protagonista a unas justas que debían tener lugar en Zaragoza, que mantenía entonces la Cofradía de San Jorge, que celebraba justas y torneos a caballo en el coso de la ciudad. Pero en 1614 apareció en las prensas de Tarragona el Segundo tomo del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, firmado por un tal Alonso Fernández de Avellaneda. En 1615 Cervantes sacaría a la luz su propia segunda parte, donde continuaban las aventuras de su personaje, variando el itinerario y evitando que don Quijote y Sancho entraran a Zaragoza, para no dar la razón a Avellaneda. En este segundo tomo, Cervantes hizo que don Quijote muriera, para así evitar el relato de nuevas aventuras.
La crítica defiende que Cervantes supo quien se escondía tras este seudónimo de Avellaneda, porque se había burlado de él en la primera parte de su Quijote con "sinónimos voluntarios", que no se han podido desvelar. La venganza de Cervantes consistió en no revelar el nombre de su enemigo y competidor, aunque tampoco deseaba meterse con Fr. Luis Aliaga, confesor del rey. Cervantes sabía que Avellaneda era aragonés, pues conocía bien la zona de Ariza, Ateca y Calatayud, donde cita a los canónigos del Santo Sepulcro y a la Cofradía del Rosario, aunque también conocía la zona de Alcalá, Madrid y Toledo. También resultaba evidente por el lenguaje utilizado en la obra, con abundantes aragonesismos.
      Larga es la nómina de candidatos a los que se ha atribuido el Quijote de Avellaneda: los hermanos Argensola, Mateo Alemán, Fr. Andrés Pérez, Fr. Alonso Fernández, Juan Blanco de la Paz, Fr. Luis de Aliaga, Lope de Vega, Tirso de Molina, Pedro Liñán de Riaza, Vicencio Blasco de Lanuza, Juan Ruiz de Alarcón, Alfonso Pérez de Montalbán, Quevedo, Guillén de Castro y Jerónimo de Pasamonte, entre un largo etcétera.

     En 1877 Menéndez y Pelayo encontró en Nápoles un manuscrito inédito autobiográfico, escrito por Jerónimo Pasamonte. Martín de Riquer lo relacionó con el galeote Ginés de Pasamonte, quien es tratado como un criminal en el Quijote. Cervantes y Pasamonte compartieron en vida guerras y calamidades. En 1605 Pasamonte dedicaba en Capua su manuscrito autobiográfico a los padres Jerónimo Javierre y Bartolomé Pérez de Nueros. Por otra parte Joaquín Melendo ha dado con un Fr. Jerónimo Pasamonte, alcayde de Carenas entre 1622 y 1626. En 1601 aparece otro Fr. Jerónimo de Pasamonte en el cenobio del Monasterio de Piedra. Las firmas de estos frailes parecen ser de una misma persona.
 
     Jerónimo de Pasamonte, hijo de Jerónimo y de Jerónima Godino, había nacido en Ibdes en 1553. Participó como Cervantes en la batalla de Lepanto, pero Sánchez Portero lo descarta porque su relato biográfico es un tedioso relato de aventuras personales sin interés, con escaso valor literario.
 
     A Pedro Liñán de Riaza lo hacen toledano y se sabe que murió en 1607, aunque Baltasar Gracián y otros autores lo consideraban bilbilitano. Sánchez Portero defiende que la primera parte de El Quijote de Cervantes circuló en manuscrito antes de ser publicado en 1604, aunque su fecha de aparición oficial sea la de 1605. Por tanto Liñán de Riaza aún tuvo tiempo de escribir el suyo, que circularía en manuscrito antes de su publicación.
 
     Liñán de Riaza debió nacer hacia 1550, aunque no se ha encontrado su partida de bautismo. Fue protegido de Francisco de los Cobos y Luna, segundo marqués de Camarasa y conde de Ricla, del que fue secretario por espacio de cuatro años. Primero siguió la carrera de las armas y más tarde estudió cánones en Salamanca. En 1589 era gobernador del condado de Galve, al servicio de Juan Francisco Fernández de Híjar, viudo de Ana de la Cerda. En 1601 se ordenó presbítero en Toledo y en 1604 entró al servicio del cuarto duque de Maqueda. Un año más tarde el duque lo nombró capellán mayor de la iglesia del Santísimo Sacramento de su villa de Torrijo (Toledo).

     Liñán de Riaza fue amigo de Lope de Vega. Se conocieron en 1580, siendo estudiantes en Salamanca. Su padre, Roque Liñán, natural de Villel de Mesa, fue criado del cardenal arzobispo de Toledo, Juan Martínez Siliceo (1547-1557). Roque Liñán falleció en 1575 y fue sepultado en Villel. La madre de Pedro Liñán, llamada Águeda de Riaza, era toledana. Fue aya de la infanta Isabel Clara Eugenia. Murió en 1595 y fue enterrada en Toledo. El matrimonio tuvo al menos dos hijos: Roque y Pedro.
 
     En la matricula de Pedro Liñán para el curso 1573-1574 en Salamanca, se apuntaba que era de Villel. En el libro parroquial de Villel, correspondiente a la segunda mitad del siglo XVI, se echan en falta algunas páginas, aunque el nombre de Pedro Liñán se repite en varias partidas. En 1566, 1573 y 1580 aparece citado un Pedro Liñán, estudiante, que presencia bautismos. Tampoco aparece la partida de su hermano Roque.
 

     Sánchez Portero asegura que Pedro Liñán debió escribir el Quijote apócrifo entre 1603 y 1607, año de su fallecimiento. Algunos estudiosos aseguran que las imperfecciones del Quijote de Avellaneda se explicarían por no haber podido Liñán darle la última mano o por haber intervenido en su redacción definitiva varios amigos de Lope. Parece claro pues que el Quijote de Avellaneda fue una obra auspiciada por Lope de Vega, aunque es posible que la escribieran varias manos, todas del círculo de Lope. Es posible que el dominico Fr. Luis de Aliaga se encargara de los trámites de la edición.

     Estudiando el nombre del Licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, Sánchez Portero defiende que el Licenciado sería porque lo era Liñán de Riaza, Alonso porque Aliaga firmó La venganza de la lengua española como Juan Alonso Laureles, Avellaneda por el apodo con que se conocía a Aliaga, y Fernández por ser el apellido de la madre de Lope de Vega, llamada Francisca Fernández Flores. Se señala que Alonso Fernández era natural de Tordesillas por ser de aquel lugar o vivir en él los padres de Lope.

     Sánchez Portero defiende que Cide Hamete Benengeli es un anagrama de Miguel de Cervantes y sospecha que Avellaneda, o sea Liñán, se inventa también a su historiador particular, bautizándole con un anagrama incompleto de su apellido, Alisolán. También tiene claro que el bachiller Sansón Carrasco, que aparece en la segunda parte de Cervantes, personifica a Liñán de Riaza. Sansón es bachiller, había estudiado en Salamanca, vestía el hábito de San Pedro y era poeta, lo mismo que Liñán.

     Cervantes criticaba a Lope y a su teatro en el Entremés de los romances. Liñán de Riaza no aparece citado en su Viaje al Parnaso de 1614, aunque sí lo elogiaba en La Galatea. Sánchez Portero se pregunta: ¿Por su enemistad por el Quijote de Avellaneda?

     Alonso Quijano en su lecho de muerte nombra albaceas al cura y al bachiller Sansón Carrasco, que están allí presentes. Y en el testamento les pide que: "Si la buena suerte les trajere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el título de Segunda parte de las hazañas de don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan encarecidamente ser pueda, me persone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe, porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivos para escribirlos".
 
     Hasta que no se encuentre un documento determinante, la historia del Quijote y de su apócrifo sigue estando abierta, escondiendo muchas incógnitas todavía.




No hay comentarios:

Publicar un comentario